Los ferrocarriles checos: historia, curiosidades y excursiones
La República Checa es un país europeo de tamaño medio. No es ni grande ni tampoco de los más pequeños. Sin embargo, tiene algo único. Su red ferroviaria es una de las relativamente mayores de Europa en extensión y densidad. ¡En un Estado de 79.000 kilómetros cuadrados hay casi 10.000 kilómetros de vías! Por lo tanto, en tren se llega a casi cualquier parte. Dentro del Año Europeo del Ferrocarril, anunciado para 2021, vamos a ver lo mucho que tienen que ofrecer los ferrocarriles checos al visitante.

De la tracción animal a la máquina de vapor

En un aspecto las tierras checas fueron precursoras. La línea en Bohemia del Sur entre České Budějovice y Linz en Austria fue la primera en Europa. Comenzó a funcionar en 1828, cuando las dos ciudades eran parte del mismo Estado. El desarrollo del transporte por ferrocarril no se hizo esperar, y ya en 1839 los primeros trenes a vapor circularon por las vías en lo que hoy es la República Checa. El primer tramo de la vía norte del emperador Fernando, tal como se denominó la nueva infraestructura, se inauguró de Viena a Břeclav el 6 de junio de 1839. En 1841 empezó a funcionar de Břeclav a Přerov y en adelante a Olomouc, y la vía se conectó a la red internacional.
¿Qué pasaba en Praga mientras tanto? El primer tren llegó el 20 de agosto de 1845, por un paso hecho especialmente en las murallas de la ciudad, hasta una estación nueva construida expresamente. Hoy se llama Praha-Masarykovo nádraží, y a pesar de que el primer tren llegó hace más de 170 años, su edificio, casi sin experimentar cambios, es un testigo de la evolución del ferrocarril, desde que apareció como novedad tecnológica revolucionaria hasta su carácter actual de medio de transporte cotidiano.

El fin de la era del vapor

Si no se  tiene en cuenta trenes nostálgicos, eventos especiales y rutas de verano para aficionados y niños, el fin del tren de vapor en la República Checa no llegó hasta 1981. Por aquel entonces había existido por casi ochenta años la línea de Tábor a Bechyně en Bohemia del Sur. Fue la primera línea totalmente electrificada en el territorio checo. Entró en servicio en 1903.

Excursiones en tren de vía estrecha

No todos los trenes se construyeron de acuerdo con los estándares. Por esta razón, en la República Checa existen líneas de vía estrecha. En verano se puede subir a un tren de vapor y vivir la experiencia del viaje de generaciones anteriores, ya sea como experiencia nueva o como un regreso a la infancia. ¿A dónde ir? Una de las líneas de vía estrecha más largas está en Jindřichův Hradec, en Bohemia del sur. ¡Son decenas de kilómetros! Las estaciones y paradas de tren pequeñas y pintorescas están sutilmente escondidas de la civilización, en algún lugar del bosque o una arboleda, y dan un carácter romántico al viaje. Entre las estaciones más bellas está la parada forestal de Kaproun. Las paradas son puntos de partida de una densa red de senderos, para caminar y andar en bicicleta hasta otras atracciones y lugares de interés. Algunas estaciones ofrecen la opción del alojamiento y los trenes permiten transportar bicicletas.

Curiosidades de los ferrocarriles checos

El ferrocarril cuenta con grandes aficionados en la República Checa. Estos se organizan en clubes, les gusta recopilar información sobre los trenes y todo lo que tenga que ver con ellos. Por ejemplo, les gusta fotografiar curiosidades. ¡Tienen tanto de dónde escoger! Los ferrocarriles checos superan los obstáculos del territorio con más de 160 túneles y 7000 puentes. El puente más largo está en Praga. Se llama viaducto de Negrelli y lleva de la mencionada estación de Masaryk a través de una construcción y el río Moldava. Mide casi 1100 m. La estación a más altitud es Kubova Huť (995 m), en la región de Šumava. La vía sale de Strakonice, a donde se llega con comodidad desde Praga. De Strakonice a Kubova Huť y a Volary la vía es muy popular como ruta con vistas. Los trenes no son panorámicos, como por ejemplo, en Suiza, pero solo con un billete se puede disfrutar de un viaje tranquilo por el ondulado paisaje de la región de Šumava.

Las estaciones más hermosas

La red ferroviaria se construyó desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Casi todas las estaciones son ya históricas, por lo que hoy se reconstruyen o adaptan a las necesidades del viaje en el siglo XXI. La estación central de Brno en la región de Moravia ha culminado con éxito su reconstrucción. Es una de las estaciones más antiguas de la República Checa. Su aspecto actual es de alrededor de 1905. Hoy, recién rehabilitada, vuelve a brillar casi como nueva. La estación central de Praga también tiene una historia interesante. El edificio data de 1909, es de principios del modernismo. En los años setenta del siglo XX se agregó una sala subterránea y se aumentó la capacidad. La combinación del modernismo antiguo y el brutalismo moderno es interesante. Se conservan los paneles brutalistas y las luces de la época renovadas, a la vez que se sube a los trenes bajo un techo de vigas de acero con remaches, de las que hace solo relativamente poco se limpió el hollín de las locomotoras de vapor.

 

Museo del ferrocarril

El Museo de los Ferrocarriles Checos de Lužná (Rakovník) en Bohemia Central es el mayor museo del tren del país. En las instalaciones hay un circuito de ferrocarril de vía estrecha con un ancho de 800 mm al que pueden subir los visitantes. Aquí encontrará locomotoras de vapor relucientes de las más antiguas a las más nuevas y vagones de pasajeros y mercancías, así como varios objetos de la historia del ferrocarril, como equipos de señalización y seguridad, herramientas especiales que ya no se usan, maquetas de trenes y talleres ferroviarios, donde hoy se reparan y renuevan los objetos antiguos expuestos. Sin embargo, si quiere quedarse en Praga, no se preocupe. En el Museo Técnico Nacional de Letná se puede ver, por ejemplo, el coche salón del emperador Francisco José I o dos locomotoras a vapor.