En sus tiempos Francisco Fernando de Austria-Este (1863–1914) era uno de los representantes de la gran nobleza europea y uno de los hombres más ricos de Europa que viajaba por todo el mundo, dedicándose a su mayor pasión, la caza. Al desaparecer su padre en 1896, un cambio brusco se produjo en la vida de Francisco Fernando, porque desde ese momento, estuvo en el punto de mira de todos: se convirtió en heredero al trono de Austria Hungría y Bohemia.
¡No metas las narices en los medallones ajenos!
Por regla general, los herederos al trono no pueden hacer lo que se les antoje. Sin embargo, Francisco Fernando ya había demostrado al emperador, que él tenía su cabeza y por eso, no hacía caso a las órdenes de palacio. Su carácter voluntarioso queda patente en un hecho: en la elección de su esposa, cosa por la cual el emperador rechinaba sus dientes hasta el último día de su vida.
Es cierto que Sofía Chotková pertenecía a la aristocracia checa y las raíces de su árbol genealógico se remontaban al siglo XIII, pero se esperaba que el heredero al trono se casara con una hija de reyes o de príncipes, y no con una condesa. No sorprende que los dos ocultaran escrupulosamente su relación. El escándalo estalló en 1898, siendo Sofía dama de honor de la archiduquesa Isabel. Esta última tenía una sola explicación a las frecuentes visitas del heredero: estaba convencida de que Francisco Fernando había puesto la vista en una de sus hijas. Un día la archiduquesa encontró el medallón del heredero. Llevada por la curiosidad lo abrió y dentro encontró: la imagen de Sofía, una simple dama de honor. La corte se convirtió en un infierno; acto seguido la archiduquesa despidió a Sofía y el emperador declaró amenazador que “si casualmente la relación de esos dos fuera en serio, los hijos de la pareja quedarían excluidos del derecho de sucesión al trono”. Francisco Fernando manifestó su acuerdo y el emperador sorprendido, le concedió el plazo de un año para que lo pensara bien, pero el heredero no cambió de decisión. La boda tuvo lugar en el año 1900 en Bohemia del Norte en el palacio de Zákupy. Las únicas representantes de la familia imperial en participar en la celebración, fueron la madrastra de Fernando y las hijas de esta última.
De Konopiště a Sarajevo
Finalmente tras muchos años de intrigas y dificultades Fernando y Sofía con sus tres hijos vivieron felices en distintos lugares, pero sobre todo en el palacio de Konopiště. El palacio fue reformado, convirtiéndose en uno de los palacios más elegantes y modernos dentro de la monarquía de aquella época. El archiduque decoró su sede con lujoso mobiliario de valor histórico, colecciones de cuadros italianos, trofeos de caza y con una sala de armas, sin parangón en Europa. Alrededor del palacio mandó construir un parque de recreo y jardines de adorno.
Con el tiempo la posición del emperador se ablandó y elevó a Sofía Chotková a la categoría de duquesa. Sin embargo, no fue suficiente para que quedara plenamente emancipada. La corte imperial la ignoraba manifiestamente, no podía estar sentada al lado de su esposo en público y no podía acompañarlo en viajes al extranjero. Fue ironía del destino que el primer viaje oficial que les permitieron hacer juntos, fue precisamente el viaje fatal a Sarajevo en 1914, que terminó con el atentado, el día 28 de junio.
Tampoco fueron iguales durante el funeral de Viena: el ataúd de Sofía no llevaba las insignias de duquesa, sino solo el abanico y los guantes, o sea, los distintivos de dama de honor y además el ataúd estaba a un nivel inferior que el ataúd del esposo. Fueron sepultados en el panteón familiar en el palacio austríaco de Artstetten.
Maniobras militares históricas
A lo largo del año en curso, en el palacio de Konopiště y en la cercana ciudad de Benešov, se organizarán eventos para recordar a esta pareja digna de atención. Uno de los máximos acontecimientos será el encuentro internacional de los clubs de la historia militar “Para todas mis pueblos 1914 – Benešov 2014”, que se celebrará del 30 de mayo al 1 de junio en Benešov y en los alrededores de la ciudad. Se espera la llegada de unos 250 soldados, miembros de 40 clubs militares históricos de Chequia, Eslovaquia, Polonia, Eslovenia y Alemania.