El legendario praguense Franz Kafka fue incomprensiblemente pasado por alto en la ciudad durante mucho tiempo. Hasta el año 2000 no se creó una plaza con su nombre, y hasta tres años después no recibió un monumento. Su originalidad ha despertado gran pasión desde el principio.
El Monumento a Franz Kafka es una estatua de bronce del escultor Jaroslav Róna. Mide 3,75 m de altura y pesa nada menos que 700 g. Se alza entre la Iglesia del Espíritu Santo y la Sinagoga Española. La Sociedad Franz Kafka tardó cuatro largos años en hacer realidad la obra, pero al final consiguió erigirla a tiempo para el 120 aniversario del nacimiento del escritor.
Una pequeña copia de la estatua, también de bronce, simboliza desde 2001 el premio internacional de literatura Franz Kafka; entre los galardonados figuran Elfriede Jelinek, Harold Pinter e Ivan Klíma.
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